- ¿Dónde está María?
- Seguirá en la azotea. Yo nunca estuve a su altura.¿Loca? Después de rozar la locura con la punta de los dedos me he dado cuenta de que sigo estando lo suficientemente cuerda como para perder la cabeza por alguien. Bueno... quizás, a veces, si le miro a los ojos, me deje llevar hasta el fin del mundo, donde nadie más tenga que decidir por nosotros... Pero sólo a veces. No, no sigas por ahí que tú ya me conoces y sabes de sobra que nunca me ha gustado depender de nadie. Lo sé, a veces soy incomprensible. Soy como uno de esos sudokus que vienen con el cartel de "novato" impreso y que te desesperan hasta ver la solución al día siguiente... o incluso al mes siguiente. Hay días que pienso que tiene que ser un defecto de fábrica no venir con un manual de instrucciones bajo el brazo. Que no, que no es miedo. Mi calendario no entiende de esos días en los que la pequeña Holly lo ve todo de color rojo. Días en los que se tiene miedo y no se sabe por qué... No, no creas que mi Tiffany's particular va a conseguir desteñirme un sólo día. Y no me mires así... entiende que después de todas las veces que he tenido que armarte y desarmarte, se me encoja el ombligo y prefiera cubrirme de armaduras para evitar otra ola de frío. Porque mi temperatura al verle pasar de largo se resume a eso, a grados bajo cero que me hacen perder el norte a pesar de tener el resto del mapa bajo mis pies. Ya lo ves, me vuelvo dual y ni siquiera sé qué estoy esperando. Sería capaz de patearme medio Ártico en un intento de helar mis ideas y dejar de pensar... dejar de pensar... Y tú... tú no sé cómo no te has congelado todavía. Vamos, te invito a un café de esos que hasta te saben bailar el agua. Caliente claro. Sin azúcar... sin aliento.
"Prefiero un beso de muerte o una mirada en la vena a un estado de cuerpo presente y carita de pena (...) las medias naranjas tienen su historia, pero no se exprimen solas" Carlos Chaouen.