jueves, 26 de junio de 2008

Punto pelota

Empate a cero. Ni más ni menos. Llevamos casi dos años de prórroga y soy incapaz de comprender tus tiros a puerta. Aunque sabiendo que siempre llegas con el Sol, supongo que la mejor defensa para el campo del olvido sería la huelga de corazones. Sí, yo también he preferido alquilar uno para estos meses en los que el calor altera los latidos de algunos y obstruye la arteria aorta de otros. A mí es que contigo suele terminar pasándome lo segundo, y quedarme vacía por dentro cuando el mío comienza a asfixiarse en pleno agosto, empieza a pesar demasiado. Empiezo a sudar demasiado... y tú y yo nos seguimos quedando en cuartos. En tus cuartos. Y a mí, que ya me he aprendido todos tus regates de memoria, me siguen goteando las entrañas. Me sigue resultando sencillamente incomprensible el hecho de que tu habilidad de entrega y devolución rápida del balón desequilibre la gran mayoría de mis jugadas.
A mí me gustaría decirte que no te necesito, que la próxima vez que nos veamos yo misma sacaré la tarjeta roja del bolsillo de las despedidas y que meteré en una pelota del tamaño del asteroide B 612 todos los fuera de juego que he ido sumando por acercarme más de lo pensado. Sólo eso. Los recuerdos creo que me los quedaría yo, porque a estas alturas del partido me recuerdan a ti más que tú. A mí me encantaría que fuéramos capaces de un último tiro penal. Sin barrera, sin distancias; y con la máxima seguridad de atravesar completamente la línea de meta. Y una vez ahí, entre los postes laterales de tu izquierda y de la mía, enredaría los latidos para no tener que volverlos a coser cada próximo verano. Te ganaría y punto. Punto pelota.

"¿Tienes un cigarro? ¿Qué me das a cambio? Se pide por favor... Yo te doy el mundo a largo plazo y a corto un trago de ron... Y entonces se rió" Luis Ramiro.

martes, 10 de junio de 2008

Camaleónicos


Odio las noches frías y las que sólo calientan hasta media noche. Odio seguir siendo "La Cenicienta" y odio seguir acumulando excusadas calabazas. Odio que me despiertes, sobre todo cuando no estás... Aunque ahora que sé que los sueños forman parte de la realidad, lo fácil sería el insomnio. El otro día me dijeron que los sueños ni son sólo ni todo lo que parecen. Y yo me lo creí... ese es el problema, que siempre termino creyéndote a ti también. Deben de ser las consecuencias de todas las gilipolleces que me enseñaban en el colegio, como lo absurdo de racionalizar el sinsentido, "la materia ni se crea ni se destruye, simplemente se transforma" (...) A mí me parece que tú y yo somos un poco camaleónicos, y eso, más que transformar, nos trastorna. A estas alturas de locura me sobran todos los sentidos; contigo hace tiempo que he perdido la cabeza...
Me agotas. Se me están enfriando las manos de escribir a tu soberbia. Sí, tu soberbia. Contigo he pecado multiplicado por siete y sigo temblando de frío. Deberíamos pensar en inventar otra manzana prohibida. Y morderla con piel tú primero, que yo ya estoy hasta las pelotas de jugarme por ti la mía. Y ya que tenemos algo de camaleónicos, deberíamos cambiar el rojo pasión por el verde misterio, porque si a la lujuria le sirve eso de que todo lo escrito deja de estar vivo, lo nuestro tendrá que ser de un color indescifrable.
Me parece que te estoy empezando a odiar a ti también... Y qué más da, si es teniéndote a menos de un metro como se me templan los pulmones. Y si no respiro duele mucho más.

"Normal es que cuando me miras la vida me da seis vueltas de campana... lo fácil sería desquererse, pero ¿quién rebobina este cuento? Difícil mirarte a la cara mientras doy pedales contra tu recuerdo..." Marwan.