Ayer alguien me habló de días rojos, que no negros, rojos. Aunque más bien fui yo la que se empeñó en entender las historias que teclean, con esa sinceridad inconfundible, dos manos que ni siquiera sabrán de mi allanamiento de morada. Sin embargo, no escribiré hoy sobre su colección de días rojos. Días en los que se tiene miedo y no se sabe por qué. Sino que me dedicaré a los tuyos, esos que más que rojos son de un naranja oscuro, y que anoche me confesaste que te difuminaban las cuatro letras de un amor.
Me faltaban las palabras para hacerte sonreir. Para recordarte, aunque sólo fuera por un instante, todas las piedras que hemos ido apartando de ese camino que dices estar lleno de espinas, tú ya me entiendes. Y es que, aunque no lo creas, esos tropezones duelen más cuando se los da un amigo.
Yo repasaba en mi mente cada paso avanzado, cada desilusión que nos terminó haciendo más fuertes y que tú siempre te empeñas en excusar con eso a lo que la gente llama destino. Sinceramente, nunca le he tomado muy en serio. Es más, detesto su manera de planificarlo todo. Por eso me divierte jugarle malas pasadas y burlarme de él cuando cree que tiene la partida ganada. Es mejor así, porque escribimos nuestra propia historia, esa que al releer me hace pensar cómo no te has cansado de mi a estas alturas. Y es que yo tampoco me canso, porque sigo esperando como el primer día que vengas y me cuentes tus secretos más inconfesables, que al fin y al cabo, forman parte de tu colección de días rojos.
Me alegra saber que he cambiado el color de tu día, aunque sólo haya ido tirando de esa cuerda que sostenía con fuerza las palabras que no querían encontrarse con tu voz. Ahora te toca a ti, la sinceridad siempre te acaba ganando y esta vez no va a ser menos. Sé que por mucho que te diga vas a hacer lo que te de la gana, siempre lo has hecho. Pero me encanta no llegar nunca a conocerte del todo, así tengo el resto de mi vida para aprender un poco más de ti.
A ti...que te sienta tan bien el rojo.
Y gracias a ti también kakawete...porque una imagen vale más que mil palabras!!
"Que las nubes más que nada son trozos de alma en algodón de los que ya no están que dijeron adiós, que al vernos mal hoy su pena olvidarán rompiendo a llorar...Y llueve se mueve este avión, avanza, desangra y desgarra mi voz, me turba y me engaña, me encoge el dolor, hoy llueve, me duele y me alejo del sol, empiezo a creer que entre los dos se oculta un cielo temblando de amor, me acuerdo de ti, de ti, de ti...y llueve." Vega.
Esto último va para otra personita...ánimo! y del cariño ya nos encargamos nosotros...