Me desarmas. Es enfermizo volver a quedarme en pelotas contigo. Desnudar poquito a poco mis ideas hasta dejarte mi corazón en pelotas. Sin ropa, sin aire... tú y yo; y todas las contrariedades que dejas colarse por debajo de las sábanas. Y que yo me haga amiga de ellas por una noche. Que prefiera dormir en un mundo paralelo a éste para no tener que dar explicaciones a mi conciencia cuando despierte, pero que despierte contigo. Y que te huela, y que respires... y que te respire; que compartamos oxígeno cuando definitivamente nos hayamos quedado sin aliento. Entonces dejaré que tus oídos sean testigos de mis suspiros, de que te quiero y punto. De que me encanta consumirte con la mirada hasta agotarte, y emborronarte con las pupilas del corazón, como haces tú conmigo cada vez que me engaño y pienso que, por fin, empiezas a ser consciente de lo que nos está pasando. Y si te digo la verdad, no entiendo muy bien qué hago escribiéndote en plurales cuando sé de sobra que tu plural y el mío no son compatibles. A mí me gustaría pensar que por lo menos son acomodables, y que si tú quieres, nos cogemos de la mano y perdemos a todos de vista. Y nos quedamos aquí, en paralelo, o en diagonal, que yo con tal de estar contigo de verdad que me da igual.
"Terminas por acostumbrarte y yo no me acostumbro a esto... es tan irónico pensar que todo acaba en el momento en el que pisas tierra firme, en el que pisan tus sueños... si esto es la realidad que haya un mundo paralelo..." Tiza